"No critiques a mi copla, Y apréndela tu también, Que corra de
boca en boca "pa" que el pueblo sepa bien quien lo engaña y
quien lo explota." (El Cabrero-cantaor)
El próximo mes de mayo se celebrarán elecciones locales, estando todos convocados para elegir a nuestros representantes en el Ayuntamiento para los próximos 4 años.
Siempre es bueno, llegado este momento, que dediquemos unos instantes para reflexionar sobre la política. En alguna ocasión he defendido, el sentido más clásico de la palabra "política", como la preocupación por los problemas de la polis (ciudad), sin embargo, a lo largo de los años, el concepto ha ido cambiando y devaluándose ante los ojos de los ciudadanos: pérdidas de ideologías, cambios de partidos, corrupción, ineficacia, etc.
Desde mi punto de vista, participar en política tiene que responder a un impulso ético e ideológico. La política debe servir para transformar las ciudades de acuerdo con la visión del mundo que cada uno tenga. Lo lógico, por tanto, es que en primer lugar uno tenga unas ideas políticas (ideología) y luego elija el instrumento para llevarlas a la realidad, a la práctica , sea en un partido u otro tipo de organización política.
Pero desgraciadamente, hoy en determinados ámbitos, la política funciona como un mercado. Valen las mismas reglas, productos que hay que vender, utilizando las reglas de las marcas.
Así, podemos comprobar en nuestro pueblo, como algunos candidatos, durante mucho tiempo se han marcado la estrategia de criticar a "los políticos", encabezando Plataformas, aludiendo a su "indepedencia" y queriendo desprestigiar a los que pertenecíamos a algún grupo político, por el mero hecho de pertenecer. Manipular al pueblo, ganar su confianza, para después con el mayor descaro y cinismo del mundo presentarse candidato por un partido.
Siempre he defendido que todas las personas somos políticos, porque a todos nos preocupa o nos afecta el medio que nos rodea, algunos pertenecemos a grupos políticos, y otros no, pero todos somos políticos, en el sentido más clásico de la palabra. Así, que cada vez que alguien crítica a los políticos por el mero hecho de serlo, me recuerda al franquismo, que no querían a los demás partidos políticos, sino solo al partido del régimen.
Pero escuchar declaraciones "iré de candidato, si el canasto se llena", me parecen impresentables y peligrosas, para ser candidato lo que hay que tener es la cabeza llena de ideas y el corazón lleno de ganas de trabajar. Lo demás es un engaña bobos, querer llenar el canasto con promesas personales o colectivas para ver si alguien decide presentarse de candidato esconde una falta de ideas tremenda y muestra la ideología del populismo, que es una edeología de derechas pero predemocrática.
Se hace necesario, advertir que todavía tenemos que avanzar en valores democráticos, así José Luis Aranguren decía: "La democracia no es 'status' en el que pueda un pueblo cómodamente instalarse. Es una conquista ético-política de cada día que solo a través de la autocrítica siempre vigilante puede mantenerse. Es más una aspiración que una posesión".
Estemos todos vigilantes y hagamos que la politica esté regida por principios e ideas y no por intereses ocultos.