jueves, 4 de junio de 2009

La política del clientelismo

Aunque la palabra clientelismo parezca antigua e incluso en desuso para muchos, sobre todo para los más jóvenes, el significado de esta palabra en el sentido más amplio se aplica diariamente en el día a día de la política nacional, sobre todo en muchos pueblos y ciudades de Andalucía. Según el Diccionario de la Real Academia de la lengua española el clientelismo es un sistema de protección y amparo con que los poderosos patrocinan a quienes se acogen a ellos a cambio de su sumisión y de sus servicios. Pero podemos encontrar otras definiciones navegando por Internet como “el clientelismo político es un sistema extraoficial de intercambio de favores, en el cual los titulares de cargos políticos regulan la concesión de prestaciones, obtenidas a través de su función pública o de contactos relacionados con ella, a cambio de apoyo electoral”. En definitiva es una malformación del sistema democrático que persiste en el tiempo. En la política clientelar no existen los ciudadanos, sino «clientes» a los que se les compra su voluntad o se les castiga o perjudica sino colaboran con esa política.

Los pueblos y los ciudadanos tienen derechos: Al trabajo, la vivienda, a buenas infraestructuras y equipamientos, a la salud, a la educación, a servicios sociales, a la cultura, etc…sean del pueblo que sean y voten al partido que voten. En Conil la estrategia del PSOE es convertir a los ciudadanos en clientes agradecidos. IU lleva 14 años en el gobierno municipal haciendo políticas para personas libres con derechos, por eso en Conil confían en nosotros.Pero lo más grave en algunas ocasiones es, como el PSOE local influencia o trata de influenciar a sus compañeros que gobiernan en otras instituciones para que no se realice una inversión o se retrase, perjudicando gravemente al pueblo, con el cinismo de defender a esta institución cuando se exige por parte de IU que se realice cuanto antes la inversión. Defienden más a su partido que a su pueblo. Existen otras formas de clientelismo como la que práctica la portavoz del PSOE consiguiendo algunas actuaciones de carnaval o flamenco pagadas con dinero público para asociaciones donde la directiva es afín a su partido, fomentando el vicio del agradecimiento servil del clientelismo. O prometiendo puestos de trabajo o colocando a sus partidarios en obras de otras administraciones y entidades que controlan.

Mi obligación es denunciar estas prácticas porque ponen en peligro la democracia y la libertad de elegir y decidir como ciudadanos con derechos, ya hace siglos en un clásico de nuestra literatura se hacía mención a lo anterior, en el Quijote este le dice a su fiel escudero: «La libertad, Sancho, es uno de los más preciados dones que a los hombres dieron los cielos…¡venturoso aquél a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo
cielo!».