martes, 4 de octubre de 2005

No todo vale en política

Fue Maquiavelo, hace varios siglos, quien manifestaba que el fin justifica los medios para conseguirlo. La historia de la humanidad está repleta de ejemplos que avalan esta famosa frase. Siendo la actividad política la que genera más adeptos hacia esa forma de entender la con­secución de objetivos. El concepto de política se ha desvirtuado a lo largo de los años y de ser una actividad cuya máxima preocupación son los problemas de los ciudadanos, ha pasado, en muchos casos, a la con­quista del poder y a su mantenimiento. Por lo tanto para algunos, la conquista del poder por el poder es su objetivo, y por consiguiente cualquier medio para conseguirlo, según ellos, es bueno.

En nuestro pueblo, algunos miembros de la oposición, en su afán de desgastar al equipo de gobierno, utilizan la mentira, el cinismo y la hipocresía con tal de lograrlo. A modo de ejemplo, puede servir perfec­tamente el tema de la seguridad ciudadana. Cuestión sensible para muchas personas y apto para la manipulación ante actos delictivos ais­lados, por lo morbosos y llamativos que pueden ser.

Colocar una pancarta en la entrada de la localidad diciendo que Conil es una ciudad insegura, aparte de una gran falsedad, era una invi­tación al miedo y la tarjeta de bienvenida a las personas que nos visi­tan, para que se fueran por donde habían venido, porque estaban ante una ciudad insegura, sucia y ruidosa. Considero que era un insulto a todos los conileños y una gran mentira, sin dejar de considerar que hay que mejorar la seguridad ciudadana, la limpieza y la molestia de los rui­dos.

La seguridad ciudadana es competencia exclusiva del gobierno central, según las leyes vigentes, ¿Qué grado de cinismo e hipocresía puede llevar a un partido a exigir responsabilidades al alcalde o al ayuntamiento cuando la competencia y máxima responsabilidad en seguridad ciudadana es de su propio partido (PSOE) que gobierna en el Estado? ¿Porqué a una pelea de chavales a principio de verano se le da bombo y platillo en la mayoría de los medios de comunicación?. Comportándose algunos concejales de la oposición como aves carro­ñeras, dispuestos a comerse cualquier despojo político, con tal de ata­car al equipo de gobierno?

Pero el colmo del fanatismo y de la histeria, o quizás la ignoran­cia, fue las declaraciones en la radio local del portavoz de un grupo político, acusando al equipo de gobierno de organizar fiestas "pastille­ras", porque se organizó por parte de una asociación juvenil un concier­to de música hip-hop. Además de una ignorancia absoluta sobre músi­ca y gustos juveniles, fue un insulto a los chavales que les gusta este tipo de música rebelde y contestataria.

Decía Benjamín Franklin: "Los que renuncian a la libertad esen­cial en aras de conseguir un poco de seguridad temporal, no se mere­cen, ni la libertad ni la seguridad". Yo entiendo la seguridad como una garantía para el desarrollo de los derechos y libertades de la ciudada­nía. Desarrollando dos líneas de actuación, por un lado, políticas acti­vas de prevención basadas en una apuesta decidida por la educación, la cultura y un potente desarrollo de los servicios sociales, pero por otro lado es necesario garantizar el derecho de los ciudadanos al uso y dis­frute de su entorno más íntimo, sin verse éste comprometido por la acción de desaprensivos. La Policía Local, dependiente del Ayun­tamiento, ha aumentado su número de agentes en el último año y el pró­ximo también lo hará, lo preocupante es que la Guardia Civil, que tiene las competencias en seguridad ciudadana, ha disminuido su número de efectivos. El Ayuntamiento en Pleno ha pedido al Gobierno Central (PSOE), que cree en la localidad un Puesto Principal de la Guardia Civil y el aumento de medios, funciones y guardias. Conil va crecien­do, se está convirtiendo en una ciudad, con sus complejidades en épo­cas vacacionales, muchos kilómetros de costa, diseminado del campo, etc... Nosotros vamos a luchar por conseguir un Conil más seguro, otros justificarán lo injustificable.

En política, en la vida, el fin y el medio, la forma y el fondo, mantienen una relación dialéctica, por eso es válida la afirmación de Albert Camus, cuando dice "¿Quien justifica el fin? A esa pregunta que el pensamiento histórico deja pendiente, la rebelión responde: los medios".