miércoles, 11 de octubre de 2006

Inmigración: en busca de una vida mejor

Hace unos días se celebraron unas jornadas sobre mujer y emigración en mi localidad. Como viene siendo habitual, desde hace varios años, el Ayuntamiento de Conil y la Asociación pro derechos humanos de Andalucía organizan jornadas que tienen como eje central el fenómeno de la inmigración. Durante varios días intentamos que surja el debate y la reflexión en torno a este tema con todos sus aspectos y complejidad. Se intenta que las conclusiones sean una guía práctica para el centenar de personas que asisten a las jornadas, en su mayoría miembros de los colectivos sociales y entidades que trabajan con personas emigrantes, difícil tarea y digna de admiración.

En este acto de inauguración, en mi calidad de alcalde dije unas breves palabras, que repito cada año:

Vivimos en un mundo complejo, globalizado, con una economía capitalista en su fase llamada neoliberal, y que acentúa y provoca grandes desigualdades en el mundo. Un sistema económico que reproduce sistemas políticos que permiten la libre circulación de capitales, pero a su vez, impiden el tránsito de personas de un país a otro.

Miles de personas en el mundo intentan diariamente huir del hambre y de la miseria hacia algún país desarrollado. Este es el contexto que siempre hay que tener en cuenta para realizar cualquier mínimo análisis sobre inmigración.

En nuestro país hemos pasado de ser emigrantes,en los años 60-70, a ser un país receptor de personas. Miles de personas en los últimos años han sido acogidas, y otros muchas intentan llegar a diario a España para buscar y conseguir una vida mejor. Nuestra provincia, por ser limítrofe con Marruecos, conoce y sirve de lugar de tránsito de estas miles de personas. Los pocos kilómetros del Estrecho de Gibraltar y nuestras costas se han convertido en la fosa de muchas personas, que han fallecido intentando llegar. El caso más dramático, la patera que naufragó en aguas de Rota, aún sin depurar las responsabilidades por esta zozobra.

Nuestros pueblos están integrando a muchos emigrantes, con ejemplos claros de convivencia y respeto.

Algunos afirman que el fenómeno de la emigración es estructural y no coyuntural. Estando de acuerdo con esta afirmación, a continuación tengo que afirmar que las medidas a tomar frente a las contradicciones y desajustes que plantea la emigración, no pueden ser coyunturales, sino estructurales. Ahora que se habla tanto de un Pacto de Estado sobre este tema, a uno le queda la duda de si lo que se quiere es un Pacto PSOE-PP para que la emigración no se utilice políticamente, y el PP no intente sacar provecho electoral removiendo las conciencias de mucha gente a la que, ante la emigración, le suben las raíces patrias y el lema fascista «España para los españoles».

Los dos grandes partidos utilizan la hipocresía en este tema, los dos han tenido sus leyes de extranjerías, los dos sus procesos de regularización y, sin embargo, la situación no ha cambiado, los sin papeles siguen llegando y viviendo en nuestro país.

Lo primero será hacer una reflexión sobre lo que está ocurriendo; un pacto no puede basarse en tomar medidas de atrincheramiento y convertir España en un búnker, imitando las políticas norteamericanas de construcción de un muro de 1000 kilómetros de longitud separando su frontera con México. Contar con los ayuntamientos, por su importante papel en la integración y en el funcionamiento de los servicios ante la nueva realidad, es fundamental en ese acuerdo y por supuesto con las organizaciones y entidades sociales que trabajan con los inmigrantes.

Pero lo más importante para tomar cualquier decisión es ponerse en el lugar del otro y conocer verdaderamente el problema. Como dice Luis García Montero: «La incomodidad de una sociedad democrática a la hora de atender la llegada de náufragos a sus costas no puede compararse con la tragedia de unos seres humanos condenados a la miseria, que necesitan abandonar sus casas y aventurarse a una navegación temeraria en busca de un sociedad en la que sobrevivir...Quizá la piedad pueda ayudarnos a comprender de qué estamos hablando al pedir medidas para solucionar el problema de la inmigración».

1 comentario:

Carlos dijo...

Este es ciertamente un tema delicado, complicado y controvertido, cuanto menos. Rodeado de una atmósfera de mentiras, hipocresía, dinero, intereses y lo más peligroso de todo quizás, autoengaño e ignorancia. La naturaleza humana, como todo en el universo, consta de dos partes, una dicotomía, vulgarizandolo diré, la parte "buena" y la parte "mala", en cada individuo estas cualidades se manifiestan en diferente intensidad, dando lugar a (frivolizando de nuevo) personas "buenas" y "malas". Dicho esto continúo arguyendo que todos los seres humanos somos egoístas por naturaleza (http://sabado14.blogspot.com/2010/06/teoria-sociologica-continuacion.html) y llevamos en nuestros genes reductos de aquellos primigenios instintos animales, de ahí el recelo latente hacia otras razas, es algo sólo superable por el avance intelectual y el raciocinio.
Lamentablemente hay demasiado racismo en todo el mundo y demasiado mal están las cosas repartidas, los que tienen el poder tienen las armas y la legislación, de tal manera que es realmente difícil que cambie la historia, pero no imposible.

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