viernes, 15 de julio de 2011

Presentación del libro: "Memoria del tiempo presente"

Recordar es vivir y mantener vivos los sueños
(José Saramago)
Generaciones de conileños y conileñas, nacidos en plena dictadura franquista, sintieron en alguna ocasión el miedo, el susurro, las medias palabras, la indignación contenida, el morderse la lengua y siempre el miedo. Hablar de lo que había pasado en la república o en la guerra civil era tabú, ilegal, peligroso, perseguido, clandestino. Estaba prohibido. Hablar de política era malo, infinitamente malo, a menos que se alabara al régimen impuesto por la dictadura. Recuerdo que cuando yo era un niño mi abuelo apagaba la radio si hablaba el caudillo fascista y maldecía entre dientes. No comprendía por qué, hasta que me dijeron que a su hermano lo fusilaron y lo hicieron desaparecer, resultando así uno de los asesinados de Conil y uno de los miles de republicanos enterrado en fosas comunes sin identificar. Estos fueron asesinados sin juicio formalizado ni contemplaciones, entre otras cosas para introducir el terror en los tuétanos de todos o para dar un supuesto escarmiento. Fueron protagonistas de los crímenes sin castigo.

La transición de la dictadura a la democracia se hizo con el lastre de ese miedo, sin ruptura, liderando el proceso los elementos reformistas del antiguo régimen. La oposición democrática tuvo que aceptar no mirar hacia atrás. La prioridad era restablecer la democracia y la legalización de partidos, las elecciones libres, la constitución, la amnistía política, etc., aceptando el olvido momentáneo. Con la consolidación de la democracia aparece un movimiento cada vez más amplio de recuperación de la memoria histórica, cuyo objetivo es recuperar la verdad y, en la medida de lo posible, reclamar justicia. Es decir, el reconocimiento y la reparación de las víctimas del franquismo. En ningún momento se pretende el revanchismo. Los nietos biológicos o simbólicos de aquellos republicanos constituyen una generación ya sin miedo, que ha desempolvado la verdad olvidada.
En el Ayuntamiento de Conil llevamos años trabajando para recuperar nuestra memoria histórica. A través de diferentes acuerdos de pleno hemos actuado en el sentido de reparar moralmente a los trabajadores municipales represaliados después del golpe de Estado fascista. También en el de reconocer al alcalde republicano José Camelo, elegido democráticamente, rotulando su nombre en una plaza de nuestro pueblo en un acto emotivo al que asistieron sus familiares más cercanos. Asimismo hemos reconocido institucional y públicamente a aquellos 10 fusilados en septiembre de 1936 y los hemos homenajeado junto con sus familiares, que han sufrido en silencio durante muchos años. Nos hubiera gustado encontrar los restos de cada uno de ellos para poder enterrarlos como todo hijo de vecino merece. Hasta el momento ha sido imposible, pero no vamos a dejar de intentarlo. Mientras tanto hemos solicitado al juzgado de Chiclana que intervenga para que sea posible el registro de sus nombres como fallecidos reales. También creo que es importante señalar la colaboración entre este Ayuntamiento y los centros de enseñanza de la localidad en el desarrollo de actividades y jornadas, que han incidido en sensibilizar a los jóvenes de Conil en relación con ese tiempo de injusticia y oprobio.

Este libro es en cierta manera un homenaje a las víctimas y al sufrimiento silencioso de sus familiares, pero también es un homenaje a las generaciones presentes y futuras para que conozcan la verdad histórica inmediata y así construir un futuro mejor y más justo. Almudena Grande dice: “Ellos no pudieron lograrlo, pero no estaban solos, porque nosotros estamos aquí. No lo perdieron todo, porque nosotros estamos aquí. No lucharon en vano, porque nosotros estamos aquí. Y nosotros somos la memoria de su futuro.”
Por último, mi agradecimiento más sincero a Magdalena González, la autora por el trabajo magnífico que ha realizado. El rigor en la investigación de nuestro pasado, la tenacidad y el empeño en la búsqueda de documentos y relatos son dignos de admiración. Sin olvidar su interpretación certera de los hechos y su sensibilidad hacia la historia y hacia las personas que ha entrevistado. Escuchar a Magdalena hablar de manera apasionada de sus descubrimientos de nuestra historia ha sido una gran satisfacción para este modesto alcalde, que se siente heredero ideológico de aquellos republicanos que lucharon por la libertad y la igualdad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola
Soy una conileña y antigua alumna del Instituto de la Atalaya y de la profesora Magdalena. Por ello, siempre me he considerado dichosa, pues nos supo onculcar ese respeto e interés por la historia, fue por aquel entonces cuando supongo que surgió en ella la idea de la creación de este libro.
Desde mi paso del instituto a la universidad, le tenía perdida la pista a Magdalena, aunque había escuchado que estaba inmersa en algún tipo de investigación. Fue muy grande la sorpresa que me llevé cuando me dijo mi madre que la Magdalena había escrito un libro sobre Conil y precisamente de este tema.
Todo esto le escribo para preguntarle donde puedo encontrar un ejemplar, pues comparto el interés por este periodo de nuestra historia desde pequeñita, cuando mi abuela me contaba la propia experiencia de ella y de la familia.

Muchas gracias por todo y felicidades por la colaboración en la recuperación de nuestra memoria histórica.

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